Eso afirmaba Rajoy en uno de
sus mítines respecto a la transformación de contenido de la asignatura
Educación para la ciudadanía. En palabras del Ministro de Educación, José
Ignacio Wert, el objetivo es eliminar las “cuestiones controvertidas y
susceptibles de adoctrinamiento ideológico”.
No quieren adoctrinar a los
ciudadanos y sin embargo, una vez más, se pliegan a los deseos de poder y
control social de los obispos, que tras seis años de presión, han logrado
salirse con la suya con la supresión de ciertos aspectos. En concreto, se van a
eliminar de la asignatura -que pasa a llamarse "Educación cívica y
constitucional"- todo lo que hace referencia al rechazo a la homofobia y
también cuestiones que aluden a conflictos o tensiones sociales —como las
“actividades sociales que contribuyan a posibilitar una sociedad justa y
solidaria”. También desaparece la referencia a la “compensación de las
desigualdades” o “el rechazo de las discriminaciones provocadas por las
desigualdades personales, económicas o sociales”. Según ellos, no es adoctrinar
el hecho de añadir conceptos como "Nacionalismos excluyentes", hacer
hincapié en el "papel de la iniciativa económica privada en la generación
de la riqueza", y en el "respeto a la propiedad intelectual".
Se habla todo el tiempo de la recesión económica, pero lo cierto es que vamos hacia atrás a nivel social también. La responsabilidad es de los ciudadanos españoles, que seguimos empapados de tradición religiosa hasta la médula aunque nadie practique sus ritos. Nos sigue reconfortando que la iglesia meta la nariz en todo y así nos va. El otro día me reencontré con una amiga del colegio que hacía más de quince años que no veía. Tenía una niña a la que había intentado meter en el mismo colegio de monjas al que había ido ella. Le pregunté por qué quería llevar a su hija a ese colegio con tanto empeño, después de haber sufrido cierta marginación y desinterés por parte del profesorado debido a no tener un perfil de "alumna ejemplar". Me respondió que le gustaba la buena educación que se enseñaba a los niños a diferencia de la recibida en los colegios públicos.
Se tiene la idea de que no se puede ser gente de bien y tener valores morales sólidos si no se sigue la doctrina católica. Parece que la única manera de que los niños lleguen a ser buenas personas es ser educados dentro de un marco cristiano. ¿Cuántas veces hemos oído la frase "Yo no voy a misa, pero sé que lo que le van a enseñar a mis hijos en un colegio religioso siempre va a ser bueno" ?
Hace muchos años ya que nuestros vecinos los franceses soltaron ese lastre. Comparten con nosotros una cultura católica, pero han logrado separar totalmente Estado y religión. En esto nos llevan muchos años de ventaja. Pueden presumir de tener un Estado laico real. Su máxima es: los que quieran educación religiosa para sus hijos, que les lleven a colegios religiosos. Pero los colegios públicos serán aconfesionales.
Habíamos dado pasos importantes con la aceptación de la orientación sexual de cada uno, consiguiendo cierta normalización en todas las esferas de la sociedad, que llegaba hasta los niños, enseñándoles respeto hacia las opciones personales de cada uno. Pero
Basándome en los principios católicos de tolerancia, respeto y amor a los demás, ¿qué problema hay en promover en los niños esos tres principios para con los que eligen una opción diferente a la hora de sentir la sexualidad y el amor?,¿Por qué se deja a un lado el debate de las desigualdades sociales sean del tipo que sean?, ¿Quizás no conviene que los niños desarrollen el pensamiento crítico y así hacer ciudadanos al servicio de lo establecido? ¿Así se crean ciudadanos dormidos que no luchan por algo más justo porque ni se lo plantean?
Si esto no es adoctrinar, que venga Dios y lo vea.
Una clara calificación de "BONO BASURA".
"S.B."
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